FANTASMAS DE MARTE (John Carpenter) / 2001: Natasha Henstridge, Ice Cube, Jason Statham, Clea DuVall, Pam Grier, Joannna Cassidy, Richard Cetrone, Rosemary Forsyth, Liam Waite, Duane Davis, Lobo Sebastian, Rodney A. Grant, Peter Jason, Wanda De Jesus, Doug McGrath, Robert Carradine.

   En el año 2176, y debido a la superpoblación existente en el planeta Tierra, varias colonias se han asentado en Marte. A una de ellas es enviado un grupo de agentes con el fin de escoltar a Desolación Williams (Cube), un peligroso convicto que se halla encarcelado en la prisión del lugar. Cuando llegan, se encuentran con un lugar completamente desierto en el que parece no haber vida. Los mineros que trabajaban en la explotación cercana y que ocupaban el poblado han desaparecido sin dejar rastro, al menos en apariencia. Una búsqueda más a fondo en varias de las viviendas da como resultado el hallazgo de un montón de cadáveres, pertenecientes a algunos de los moradores, que han sido asesinados y decapitados. Los expedicionarios pronto descubrirán que no son los únicos supervivientes, pues la mayor parte de los habitantes han sido poseídos por una especie de entidad extraterrestre, moradora original del lugar, que les convierte en salvajes asesinos. Su único fin es echar a los intrusos, exterminándolos con el objetivo de recuperar el planeta que tiempo atrás fue suyo.

   Denostada por la mayoría del público y de la crítica, e incluso por una gran parte de sus fans, Fantasmas de Marte supone un regreso a los esquemas característicos de otras películas de la filmografía de John Carpenter, como Asalto en la comisaría del distrito 13, 1976; 1997: Rescate en Nueva York, 1981; o 2013: Rescate en L.A., 1996. De la primera recoge esa ambientación claustrofóbica, con los héroes encerrados en un edificio (la comisaría del título en la película de 1976 y una prisión en la aquí analizada) mientras son hostigados por las hordas de asaltantes, algo que sin duda recuerda al género que ocupa, junto al terror, el corazón de Carpenter, y que no es otro que el western, si cambiamos a esos mutantes sedientos de sangre y de venganza (rateros y ladrones en Asalto a la comisaría del distrito 13) por indios o cuatreros y el cuartel de ambas por el fuerte de los vaqueros. De las tres anteriormente citadas toma a esos héroes imperturbables y de una pieza que se enfrentan con denuedo al mal, similares a los Ethan Bishop y Napoleón Wilson a los que respectivamente dieron vida Austin Stoker y Darwin Joston en la primera de las referidas, o al Snake Plissken encarnado de manera brillante por Kurt Russell en las dos siguientes.

   Sin tratarse de una de sus mejores obras, no nos encontramos ante un producto del todo desechable, tal y como se le calificó en el momento de su estreno, llegando incluso Ice Cube a afirmar en una entrevista en el año 2006 que ésta era la peor película en la que había intervenido, teniendo el aspecto de haber sido rodada en 1979. Obviamente, el actor y cantante debió olvidar su participación en “obras maestras” de la talla de Anaconda, Luís Llosa, 1997; I got the hook up, Michael Martin, 1998; Torque: Rodando al límite, 2004; o xXx 2: Estado de emergencia, Lee Tamahori, 2005).

   Carpenter se apoya en un solvente reparto que encarna a unos personajes unidimensionales y con escasas aristas (Henstridge -la bellísima extraterrestre Sil de Species: Especie mortal, Roger Donaldson, 1995, también vista en su secuela, Species II, Peter Medak, 1998- da vida a la dura Teniente Ballard, mientras que Cube interpreta a Desolación Williams, el presunto asesino que en un principio se presume como némesis de la agente, pero con la que se verá obligado a cooperar si pretende salir adelante. También nos encontramos a un principiante Statham haciendo gala de esa chulería que en la actualidad se ha convertido en una de sus principales características; a Grier, la musa del cine blaxploitation; o a Jason, un habitual del cine de Carpenter, por no citar a otros intérpretes como Carradine, DuVall o Cassidy), y en una historia sencilla pero que ofrece momentos de interés (el descubrimiento que hace Jericho -Statham- de lo que realmente sucede en la colonia, encontrando un montón de cabezas clavadas en picas y observando en un valle a los monstruos en los que se han convertido los antiguos mineros, reunidos en torno a su líder; la batalla en las calles, el consiguiente asedio a la prisión donde se ocultan los héroes y la posterior huída hasta el tren que los ha de poner a salvo…) para ofrecernos un entretenimiento cuanto menos digno, con unos efectos especiales un tanto cutres (el pueblo en el que transcurre la acción, supuestamente situado en el planeta rojo, es un decorado pobretón y carente de detalles; mientras que los escasos efectos infográficos y los planos en los que se utilizan miniaturas son bastante pobres), pero que cumple con su cometido de entretener.

   A lo anterior hay que unir la habilidad en la dirección y el montaje del director en determinados momentos (esa escena en la que los colegas de Desolación se quitan las capas y descubren sus armas ante los sorprendidos soldados); algún que otro momento humorístico (Dos -Sebastian- amputándose un dedo de una mano cuando intenta cortar una lata con un machete); o ese final, con los dos protagonistas saliendo juntos del edificio, que remite a la conclusión de Asalto a la comisaría del Distrito 13.

(6/3)

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