HELLRAISER 7: DEADER (Rick Bota) / 2005: Kari Wuhrer, Paul Rhys, Simon Kunz, Marc Warren, Georgina Rylance, Doug Bradley, Ionut Chermenski.
Amy Klein (Wuhrer, vista en Maleficio, Tom Holland, 1996; Anaconda, Luís Llosa, 1997; Arac attack, Ellory Elkayem, 2002; o Carretera al infierno 2, Louis Morneau, 2003) es una periodista londinense especializada en la realización de reportajes sobre asuntos sórdidos. Su nuevo trabajo consiste en la investigación en Bucarest (y es que la otrora tranquila y apacible Europa del Este se ha convertido en el paraíso de todo tipo de asesinos, depravados y perturbados, tal y como se muestra en Hostel, Eli Roth, 2005, o en el filme que nos ocupa) de los Deaders, una secta liderada por Winter (Rhys), un gurú que parece tener la capacidad de revivir a los difuntos. La realidad que descubre Klein es aún más aterradora, pues sus habilidades nigrománticas son utilizadas para reunir un ejército de no muertos que le sirva para enfrentarse a Pinhead, al que de vida, una vez más, Doug Bradley, en un papel cada vez más corto.
Rick Bota se encargó de la realización de la séptima entrega de la saga iniciada por Hellraiser, Clive Barker, 1987, después de dirigir el anterior capítulo (Hellraiser 6: Hellseeker, 2002). Ésta no sería su última aportación a la serie, pues también filmaría Hellraiser 8: Hellworld, 2005, prosiguiendo luego su labor en el fantástico con varios capítulos de series como Harper´s island, Crónicas vampíricas o Sobrenatural. En esta ocasión vuelve a dejar de manifiesto su capacidad para la recreación de ambientes sórdidos y perturbadores (el hallazgo de la chica muerta en el pútrido hostal, ahorcada y sentada en la bañera, sujetando en su mano la configuración de los lamentos; la visión en el Metro de la joven sentada en un banco sobre un charco de sangre con un chubasquero y la capucha tapándole la cara; la escena en el baño del hotel del cuchillo clavado en la espalda de Amy, semidesnuda e incapaz de arrancarlo pese a sus denodados esfuerzos; el vagón repleto de cadáveres mutilados, pertenecientes a los jóvenes de la secta; o la muerte de Winter, vista ya varias veces en la saga pero igualmente impactante, siendo despedazado por las cadenas que salen de las paredes, invocadas por Pinhead), pero la historia está escrita de manera sumamente farragosa, llegando el momento en el que resulta imposible discernir qué cosas son reales y cuales pertenecen a la imaginación de Amy. Si además tenemos en cuenta que determinadas situaciones son excesivamente forzadas, llegando incluso a resultar ridículas (la primera vez que Klein entra en el vagón de metro, encontrándose con Joey -Warren-; el convoy deteniéndose en la estación porque Amy, que observa desde el exterior, cree que alguien se ha tirado a las vías. ¿Por qué y cómo se para el tren si realmente no ha pasado nada y lo único que hace la joven es gritar desde una considerable distancia?; o ese taxi que aparece de la nada en medio de la carretera, detenido y esperando a que Klein lo llame); que los diálogos vacíos y carentes de sentido se reproducen por doquier a lo largo del metraje, intentando aparentar una profundidad que en ningún momento tienen y rozando una petulancia muy poco afín a un producto de estas características, resultando aburridos y capaces de causar el bostezo y la vergüenza ajena; y que el final no tiene demasiado sentido (¿Por qué Amy ayuda a Pinhead si sabe que éste quiere su alma? ¿Por qué los cenobitas se quedan mirando mientras la protagonista se sacrifica a cámara súper lenta ante sus propios ojos, si la muerte de ésta significa su fin?), obtenemos en resumen un producto lamentable y tedioso en grado sumo.
(3,5/4)
CARÁTULAS Y POSTERS
TRAILER USA 1
TRAILER USA 2
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