FUNNY MAN (Simon Sprackling) / 1994: Benny Young, Ingrid Lacey, Pauline Black, Matthew Devitt, Chris Walker, Rhona Cameron, George Morton, Jamie Heard, Harry Heard, Bob Sessions, Ed Bishop, Tim James, Christopher Lee.

   Max Taylor (Young) es un jugador de poker que en una partida gana a Callum Chance (Lee en una de esas inexplicables apariciones que ensucian algunos puntos de su, por otro lado, cuasi inmaculada filmografía) la mansión de sus antepasados. Cuando se traslada a vivir allí con su mujer y sus dos hijos, descubre que no son los únicos habitantes del lugar, pues en sus dependencias mora una criatura disfrazada de Joker con ciertas tendencias homicidas y un peculiar sentido del humor.

   El intento británico por consolidar un psycho killer en la onda de los Jason, Michael Myers y Freddy Krugger (sobre todo éste último, pues el asesino tiende a bromear de manera estúpida mientras comete sus crímenes y éstos, además, se producen en las condiciones y decorados que él crea y modela a su antojo) imperantes en esa década y, sobre todo, en la anterior, significó un absoluto fracaso, tanto a nivel de taquilla como de crítica (aunque inexplicablemente fue nominada en la categoría de Mejor Película en Fantasporto ´95). La idea de mezclar humor y gore resulta ridícula desde el primer momento, pues el primero resulta grotesco y no hace la más mínima gracia (lo de tirarse pedos y bromear con la masturbación no es exclusivo de la comedia americana, y otros gags como el de la cabeza que es voleada por uno de los protagonistas hacia la escuadra de una portería mientras el arlequín, disfrazado de portero, realiza una parada, resultan igualmente ridículos) y el segundo solo funciona en determinados momentos (el bufón “renaciendo” a través de la chica de color), viéndose mermado por el constante ambiente de sorna infantil y chabacano. Por otro lado, el tono granguiñolesco reinante cobra su máxima expresión en la escena de la representación de las marionetas que acaba con la cabeza de uno de los protagonistas estallando en mil pedazos después de que uno de los títeres le ponga una bomba; o en el de la muerte de la chica idéntica a Velma, uno de los personajes de Scooby Doo, cuya testa es atravesada por un proyectil que hace volar por los aires el cerebro, la lengua y las gafas de la joven. En definitiva, algún momento mínimamente reseñable (el homenaje a Gremlins, Joe Dante, 1984, con el muñeco de Gizmo en la defensa de la furgoneta; la pelea del bufón con la chica de color, a base de rayos y explosiones de colores; o el final, con Max sentado desnudo sobre un pedestal con un gorro con tres brazos, como si fuese un joker) no ocultan las carencias de un filme insufrible.

(2/5)

CARÁTULAS Y POSTERS

TRAILER USA 1

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