Expediente X: Enfréntate al futuro (Rob Bowman - 1998)

EXPEDIENTE X: LA PELÍCULA (Rob Bowman) / 1998: David Duchovny, Gillian Anderson, John Neville, William B. Davis, Martin Landau, Mitch Pileggi, Jeffrey DeMunn, Blythe Danner, Terry O´Quinn, Armin Mueller-Stahl, Lucas Black, Dean Haglund, Bruce Harwood, Tom Braidwood.

La traslación fílmica a la gran pantalla de Expediente X (una de las mejores series de la televisión de todos los tiempos, con siete temporadas excelentes, y una octava y novena bastante más flojas, lastradas por la ausencia casi absoluta de Duchovny y la parcial de Anderson, sus principales estandartes. Pese a ello, la aparición de Robert Patrick y Annabeth Gish en esas dos temporadas como la nueva pareja de agentes le insufló algo de fuerza. Lástima de la última película que de momento cierra la historia, Expediente X: Creer es la clave, Chris Carter, 2008, definitivamente anémica y absurda, pues no aporta nada a la mitología de la serie -su argumento que no tiene nada que ver con el tema principal-, no resuelve incógnitas, y es, en definitiva, extremadamente aburrida) significó un auténtico éxito, satisfaciendo tanto al fan más acérrimo de la mítica serie como al neófito que se acercaba por primera vez a una historia que se llevaba desarrollando durante cuatro temporadas.

El filme comienza mostrándonos a dos hombres prehistóricos adentrándose en una cueva en la que son atacados por un ser de apariencia extraterrestre, consiguiendo uno de ellos acabar con el agresor y siendo salpicado por su sangre, de color negruzco, que parece contagiarle de manera instantánea alguna especie de epidemia. La acción se traslada entonces a nuestros días (atención a la magistral transición entre la primera secuencia y la actual, en la que Bowman demuestra ser algo más que un director de capítulos de series para televisión, desplegando un amplio catálogo de recursos a lo largo del metraje). Un niño que juega con sus amigos se cae al interior de la cueva, en la que es contagiado por el mismo virus que contaminó al hombre de las cavernas. La misma suerte correrán los bomberos que acuden al rescate del chico. La posterior explosión de un edificio en Dallas (en un principio causada por un terrorista, y con Mulder y Scully como testigos directos) en el que aparecen los cadáveres de un niño y de tres bomberos, supondrá el empujón definitivo que los dos agentes del FBI necesitan para demostrar la existencia de vida extraterrestre y de una trama urdida entre los alienígenas y las altas esferas para que los primeros colonicen el mundo con la ayuda de los segundos, a cambio de salvar sus vidas y las de sus familias.

Bowman demostró ser un director solvente ante un proyecto que en un principio presentaba bastantes dudas (era difícil predecir la respuesta de los fans ante una traslación a la gran pantalla de una serie de televisión, algo que ahora es habitual, pero que por aquel entonces no solía hacerse), rodando con elegancia en la mayoría de las ocasiones (toda la secuencia en el edificio a punto de explotar, desde los preámbulos en los que presenta a Mulder y a Scully, pasando por el momento en el que Fox se queda encerrado en el cuarto donde se halla el explosivo, y acabando con la impresionante escena de la deflagración y el derrumbamiento del inmueble; aquella otra en la que los dos agentes acuden al depósito de cadáveres, viéndose Mulder obligado a aguzar su ingenio para conseguir que les dejen entrar, y la tensión palpable cuando Scully está a punto de ser descubierta; ese plano que muestra la normalidad y la cotidianidad del pueblo en el que tuvieron lugar los contagios, donde vemos a los niños jugando en el parque, mientras la cámara asciende para revelarnos la realidad, mucho más horrible, de los hombres del gobierno trabajando en la galería subterránea; el jefe de los conspiradores, invisible en la serie y que aquí adopta los rasgos de Mueller-Stahl, exclamando: “Debemos arrebatarle a Mulder lo que más estima”, mientras que el siguiente plano nos muestra a Scully junto a su compañero inseparable; el ataque de las abejas a los agentes, su posterior huída, y la persecución que sufren a través de los campos de maíz); empleando en otras la ironía y el sarcasmo habituales (la presentación de Mulder y Scully; Fox orinando sobre un poster de Independence day, Roland Emmerich, 1996, en un callejón); dosificando los grandes momentos y las revelaciones (la historia que Kurtzweil –Landau- cuenta a Mulder acerca de su pretérita amistad con el padre del agente y de los planes de colonización extraterrestres, que Fox no cree en principio, pero a la que se ha de aferrar debido al devenir de los acontecimientos; el largamente esperado beso entre Mulder y Scully, después de toda una declaración amorosa por parte del primero, frustrado in extremis por la picadura de la abeja que se esconde en la solapa de la chaqueta de Dana; El hombre de la manicura -Neville- desvelando todos los secretos de la conspiración y del Sindicato a Mulder y entregándole la vacuna que supone la curación del contagio del cáncer negro, falleciendo inmediatamente en la explosión de su vehículo; Fox observando la nave espacial saliendo del glaciar y elevándose en el cielo hasta desaparecer, mientras que Scully permanece inconsciente, quedando como único testigo del suceso); mostrando su saber hacer al aprovechar un ajustado presupuesto para poner en escena momentos espectaculares (la ya citada explosión del edificio y el accidente automovilístico que provoca; la entrada de Mulder en la gigantesca nave espacial y la forma en la que se muestra su esplendoroso interior; el derrumbamiento del glaciar cuando el objeto volador sale de su escondite, y la escena de éste desapareciendo a la vista); y aprovechando un reparto simplemente maravilloso (a los habituales de la serie –Neville como El hombre de la manicura, Davis como El fumador, Pileggi como Skinner, o Haglund, Harwood y Braidwood como Los pistoleros solitarios- se unen renombrados intérpretes: Landau como el aparentemente paranoico y loco Kurtzweil; DeMunn –también visto en la serie The walking dead- en el papel de Bronschweig, el agente del gobierno que investiga lo acontecido en la cueva y que tendrá un fatal encuentro con uno de los extraterrestres; Danner como la jefa del FBI que ha de decidir la verdad o falsedad de la historia que cuentan Mulder y Scully; O´Quinn –el ya legendario Locke de Perdidos- como el oficial encargado de desactivar la bomba del edificio, tarea que incumple a propósito, costándole la vida; o Mueller-Stahl dando vida a Strughold, el jefe del Sindicato, hasta ahora oculto en la sombra).

En definitiva, notable capítulo extendido de una serie mítica, cuya acción se ubicó entre el pesimista final de la cuarta temporada, con el cierre de los Expedientes X, y el principio de la quinta, y que concluía con la reapertura de los mismos y la continuación de los experimentos de la alianza entre humanos y alienígenas.

(7,5/3)

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