CASA DE LOS HORRORES, LA (Tobe Hooper) / 1981: Elizabeth Berridge, Shawn Carson, Jeanne Austin, Sylvia Miles, Cooper Huckabee, Jack Mc Dermott, Largo Woodruff, Miles Chapin, David Carson, Kevin Conway, Mona Agar, William Finley.

 

   Una de las mejores películas de terror de los ochenta, no excesivamente conocida, obra del director de La matanza de Texas, 1974, y que es, además, un claro precedente de La casa de los mil cadáveres, Rob Zombie, 2003. Cuatro amigos (dos chicos y dos chicas) visitan el parque de atracciones que llega a su ciudad y deciden pasar la noche en la casa del terror del mismo. Allí son testigos accidentales del asesinato de Madame Zena (Miles), la pitonisa de la feria, a manos del deforme hijo (que se esconde tras una máscara de Frankenstein, en un claro homenaje al monstruo surgido de la pluma de Mary Shelley. También veremos posters de Drácula y del Hombre lobo en la habitación de Joey –Carson-, el hermanode la protagonista –Berridge-; y, cuando ésta va a su cita, sus padres ven por televisión La novia de Frankenstein, James Whale, 1935) del dueño de la atracción (amenazador y terrorífico Conway, que ya en su primera aparición, publicitando la casa con un altavoz para captar al público, resulta sumamente inquietante). Cuando son descubiertos por un descuido de uno de los chicos, éstos irán siendo eliminados con la intención de que no queden testigos del crimen.

 

   Hooper logra recrear la atmósfera malsana que consiguiera en su ya citada primera película, con el enrarecimiento de un ambiente que se vuelve enfermizo según pasan los minutos, y que dará paso a un clímax final aterrador, mediante la combinación de elementos a priori independientes: La chirriante y tétrica banda sonora (otro paralelismo más con la obra primigenia del director. Aunque los autores sean distintos -El propio Hooper y Wayne Bell en aquella y Larry Block en la que nos ocupa-, la misión en ambas no es otra que desquiciar al espectador con el uso de instrumentos que crean sonidos estridentes); la perturbadora fotografía de Andrew Laszlo; las apariciones puntuales de inquietantes personajes (la anciana que les dice a las chicas que van a morir porque… ¡Fuman marihuana y hablan de sexo! -una vez más impera una moralidad exacerbada a la hora de juzgar los actos de los chicos y condenarlos, irremisiblemente, a la muerte. De hecho, solo sobrevivirá, una vez más, la chica virginal e íntegra, aunque pagará sus pecados sobradamente-; el dueño de la casa de los horrores atrayendo clientes hacia su atracción con su temible voz; el hombre que detiene su furgoneta al lado de Joey, apuntándole con una escopeta y haciéndole huir mientras se ríe a carcajadas); u otros detalles precisos, como el zoológico que presenta aberraciones de la naturaleza, con vacas de dos cabezas o fetos humanos y, sobre todo, las apariciones en determinados momentos de los sombríos y macabros muñecos que ornamentan la casa (el payaso, el hombre de la caja de música, el verdugo o el pianista, por citar alguno de ellos).

 

   El director realiza varios homenajes (a parte de los ya mencionados a los monstruos de la Universal) a lo largo del metraje: Nada más empezar, la cámara adopta el punto de vista de un presunto asesino (luego descubriremos que se trata de Joey gastándole una broma a su hermana), situando la máscara ante nosotros y convirtiéndonos en copartícipes del crimen, en clara alusión a La noche de Halloween, John Carpenter, 1978. También coincide el hecho de que el pequeño sea a su vez el hermano de la chica. De igual manera, el “asesinato” en sí es un claro homenaje al de Janet Leigh en la ducha de Psicosis, Alfred Hitchcock, 1960, incluso con algún plano calcado.

 

   Surgen, además, varias similitudes entre La casa de los horrores y la película por la que Hooper será recordado siempre (quizá injustamente), La matanza de Texas: La sensación que dejan ambas películas en el subconsciente es de ser mucho más gore de lo que son en realidad, debido a la crudeza de sus imágenes, al realismo (aunque la primera no tenga el tono documental que sí poseía la segunda) y a la identificación del espectador con unos personajes que inspiran lástima por el sufrimiento que padecen. Por otro lado cabe citar el final de la película: Berridge huye de la casa en un estado de enajenación similar al que experimentara Marylin Burns. Si ésta aún era acosada por Leatherface mientras huía en un camión, aquella parece ser objeto de la risa burlona y estridente de la muñeca que adorna la pared de la casa de los horrores.

 

   Destacar, al fin, la notable labor de maquillaje de Rick Baker y Craig Reardon.

 

(7,5/3)  

CARÁTULAS Y POSTERS

TRAILER USA 1

TRAILER USA 2

COMENTARIOS

Escribir comentario

Comentarios: 0

PELÍCULAS EN LA WEB

Ciencia Ficción:        33

Terror:                  394

Fantasía:                 10

TOTAL:                     437

CARÁTULAS Y

POSTERS:            19880

PODCASTS:

 

Los jinetes del apodcastlipsis.

 

Enlaces a todos los programas del podcast en el que hablamos de cine, literatura, series, videojuegos o música, siempre relacionados con el cine de terror.