BLADE 2 (Guillermo Del Toro) / 2002: Wesley Snipes, Kris Kristofferson, Ron Perlman, Leonor Varela, Norman Reedus, Thomas Kretschmann, Luke Goos.

   Una nueva raza de vampiros, los temibles y salvajes reapers, amenazan la frágil estabilidad existente entre los seres humanos y los primigenios moradores de las tinieblas, alimentándose de ambos. Su carencia absoluta de humanidad y sentimientos, su instinto cazador, su fiereza extrema y su fortaleza física les hacen prácticamente invencibles, lo que provoca que el Consejo de la Sombra, un grupo de influyentes chupasangres pertenecientes a la antigua raza y preocupados por la supervivencia de ésta, contacten con Blade. Éste, en un principio reticente a prestar ayuda a aquellos que provocaron la muerte de su madre y le transformaron en un ser mitad chupasangre mitad humano, decide finalmente tomar partido en la sangrienta batalla que se avecina.

   Por suerte, y sin que sirva de precedente, nos encontramos ante una de esas escasas excepciones en las que la secuela está por encima del original (siendo éste, Blade, Stephen Norrington, 1998, igualmente notable), siendo crucial la labor detrás de las cámaras de un director de la talla de Del Toro.

   La introducción de dos nuevos elementos, tales como los reapers o segadores (una raza de vampiros creados genéticamente y prácticamente inmortales, con un sistema de alimentación bastante peculiar) y el Blood Pack o Banda Sangrienta (un grupo de chupasangres adiestrados que se aliarán con Blade para acabar con la amenaza, y que recuerdan al grupo militar de Aliens: El regreso, James Cameron, 1986) inyectan nuevos bríos a la serie, llevándola por otros derroteros sin perder nada de originalidad.

   Abundan los grandes momentos (el capítulo en La casa del dolor, una discoteca gigante donde los vampiros se entregan a todo tipo de juegos sadomasoquistas y donde tiene lugar el primer enfrentamiento con los segadores; la autopsia del reaper, en el que se descubre que su anatomía les hace prácticamente inmunes a cualquier ataque, y que guarda similitudes con la de La cosa, John Carpenter, 1982; el descenso a los alcantarillados, con la muerte de varios de los miembros del Blood Pack –Verlaine (Marit Velle Kile) perseguida por un contagiado Lighthammer (Daz Crawford) que provoca la muerte de ambos al abrir una alcantarilla a plena luz del sol; Asad (Danny John-Jules), atrapado por una manada de segadores que salen del agua y con los que Blade acaba de una manera espectacular-; el asedio de los reapers, en este mismo escenario, a Blade, Nyssa (Varela) y Reinhardt (Perlman), que culmina con la impresionante explosión de unas bombas de luz que terminan con la vida de aquellos; el final, trágico, acompañado por la bella partitura de Marco Beltrami, en el que Nyssa, en brazos de Blade, se volatiliza a la luz del sol después de haber sido contagiada –muy similar al de la genial 30 días de oscuridad, David Slade, 2007-); algún instante humorístico; y escenas realmente gore (todas las veces en las que un reaper abre sus fauces para alimentarse de sus víctimas –impresionante integración de efectos de maquillaje con CGI-, destacando cuando uno de ellos se relame la sangre con su lengua; el segador empalado con la espada que huye trepando por la pared castrándose con la misma; la aniquilación de Scud (Reedus) una vez que se descubre su traición; la muerte de Reinhardt seccionado en dos) en una película notable, muy influenciada por la estética del cómic y el manga.

   En el debe, y por destacar algún aspecto negativo, los pésimos efectos digitales en el asalto de los ninjas al cuartel de Blade. Destacar finalmente el simpático cameo de Santiago Segura, en un fatal encuentro con nuestro protagonista.

(8/8)

CARÁTULAS Y POSTERS

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