AMITYVILLE 2: LA POSESIÓN (Damiano Damiani) / 1982: James Olson, Burt Young, Rutanya Alda, Jack Magner, Andrew Prine, Diane Franklin, Moses Gunn, Ted Ross, Erika Katz, Brent Katz, Leonardo Cimino, Petra Lea, Alan Dellay.


   Los Montelli, una familia compuesta por 6 miembros, se mudan a su nueva casa, una enorme vivienda en Amityville. Tanto la esposa como los cuatro hijos pronto comenzarán a ser testigos de multitud de fenómenos extraños, así como del extraño cambio en el comportamiento de Sonny, el vástago mayor.


   La secuela de Terror en Amityville, Stuart Rosenberg, 1979, es realmente una precuela que narra los supuestos hechos reales acaecidos en la famosa casa antes de que los Lutz (los habitantes de la primera entrega) la ocupasen, cuando en ella vivía la familia DeFeo (que en el filme cambia a Montelli). Así, Ronald DeFeo, el mayor de los hermanos, asesinó a sus padres y al resto de la prole con una escopeta, declarando posteriormente que unas voces en el interior de la morada le habían instado a cometer el terrible crimen. Si bien esto es cierto (es reseñable el documental que acompaña a la edición española en DVD de la primera entrega, realizado por el Canal Historia, en el que se refiere todo lo que aconteció en la vivienda aquella fatídica noche), la palabra “supuestos” de la segunda línea de este párrafo tiene su sentido, porque la narración se produce de manera escasamente verídica, optando por dar absoluta credibilidad a los presuntos acontecimientos sobrenaturales que acontecieron en el lugar.


   Quizá optar por esa explicación ultraterrena (que incluye incluso la posesión demoníaca de Sonny, transformado en un remedo de Regan MacNeil, la niña endemoniada de El exorcista, William Friedkin, 1973, pues el maquillaje del chico, así como sus gestos, calcan los de Linda Blair en la película mencionada) sea su fallo más llamativo, pues el resto de la película es un ajustado ejercicio de tensión con varios momentos más que logrados (ese travelling que acompaña a los títulos de crédito, con la cámara desplazándose desde el cartel de “Se vende” que se encuentra en la parcela del caserón, y en el que la cámara, siempre en contrapicado hacia la vivienda, se desplaza por el jardín, de un aspecto espectral debido a la bruma, a través de los árboles de ramas desnudas similares a garras esqueléticas, hasta llegar a una de las ventanas. La notable partitura de Lalo Schiffrin, con esos adecuados coros fantasmagóricos, de escolanía, hace el resto; el momento en el que “algo” sale del cuarto oculto en el sótano, desplazándose en cámara subjetiva y provocando una corriente de aire que hace gritar de pánico a Dolores -Alda-, la madre de la familia. El efecto se repetirá poco después, ascendiendo la presencia hasta el baño, en el que se encuentra Sonny; la escena en la que alguien o algo pica a la puerta principal, haciendo que Anthony -Young, el cuñado de Rocky, que apareció en todas las entregas de la saga- y su esposa se despierten sobresaltados, sin encontrar a nadie en el porche de la casa cuando bajan a abrir, volviendo a producirse el fenómeno en cuanto la puerta se cierra, sin dar tiempo a que el que llama se esconda; la primera aparición de poltergeists en la habitación de los dos hermanos pequeños, que observan aterrorizados como los pinceles vuelan y pintan mensajes en las paredes -“Deshonra para el padre”-, las ventanas se abren y los objetos levitan y caen al suelo. La escena prosigue con el padre golpeando salvajemente a sus hijos con un cinturón al creerles culpables de lo sucedido, así como a su esposa, que intenta interponerse, y concluye con un Sonny fuera de sí encañonando la cabeza de su progenitor con la escopeta que posteriormente utilizará para acabar con su familia, siendo su madre, en última instancia, la que le arrebata el arma de las manos. El fenómeno se producirá poco después en la cocina, lo que causa que ésta vez sea la pequeña de la familia la que se lleve los golpes de Anthony, haciendo, además, que el Padre Adamsky -Olson- se vaya resentido de la casa tras ser llamado por Dolores para bendecirla; el asesinato de la familia, con Sonny eliminando a sus padres y hermanos a sangre fría, sin mostrar ningún tipo de compasión. Los crímenes se producen fuera de campo, pero resultan especialmente espeluznantes los de los dos pequeños: la niña es asesinada en su habitación, y vemos sus pies descalzos asomar tras la cama, mientras el asesino les pega una patada para comprobar si la pequeña sigue viva. Mientras, el chico se oculta tras una puerta en el piso inferior. Un rayo ilumina la noche y muestra a Sonny tras él, apuntándole a la cabeza. La oscuridad regresa, y oímos el eco de un disparo que acaba con la vida del niño; o, finalmente, el momento en el que los espíritus de los indios salen de la habitación oculta en el sótano), en los que Damiani demuestra saber mover la cámara (la virguería que realiza en la escena en la que Sonny es poseído -atención a los FX de maquillaje, obra del reputado John Caglione Jr., mostrando el abdomen del muchacho deformándose de manera grotesca-, con la cámara ascendiendo tras él desde los pies hasta ponerse sobre su cabeza, enfocándole el rostro al revés, y girando sobre sí misma para situarse en posición normal. Lástima que en el momento en el que el objetivo alcanza su punto más alto, podamos ver los pies de un técnico a la izquierda del marco de la puerta).


   Algún que otro efectismo gratuito (la sangre que sale del grifo; el mantel que vuela desde la mesa hasta tapar el crucifijo; el hisopo del sacerdote expulsando un chorro de sangre; o el mensaje que reza “Sálvame” y que aparece en el brazo de Sonny en la comisaría, en presencia de Adamsky y del detective Turner -Gunn-), así como la existencia de algunos fallos relevantes (destaca el error de continuidad en el que Patricia -Franklin-, la hija mayor, llama a Adamsky para pedirle ayuda nada más salir del despacho de éste, algo totalmente imposible, pues la casa de la joven se encuentra bastante alejada. Además, el sacerdote sale de su oficina ignorando la llamada, pero en el siguiente plano, cuando suena el teléfono, se encuentra de nuevo en el interior), y la existencia de determinados aspectos que solo sirven para añadir cierta truculencia a la trama (la relación incestuosa entre los hermanos mayores; o el hecho de que el padre, maltratador y déspota, sea ateo. Tampoco añade mucha credibilidad que la policía deje salir de prisión a alguien que acaba de ser acusado de asesinato múltiple con la única compañía de un cura, que lo lleva a una iglesia para exorcizarlo) hacen que la nota baje considerablemente, aunque no evitan que el producto final ofrezca cierta dignidad, siendo superior y más satisfactorio que el brindado por la primera entrega.


(5,5/2)

CARÁTULAS Y POSTERS

TRAILER USA 1

TRAILER USA 2

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