AMIGA MORTAL (Wes Craven / 1986: Matthew Labyorteaux, Kristy Swanson, Michael Sharrett, Anne Twomey, Anne Ramsey, Richard Marcus, Russ Marin, Lee Paul, Andrew Roperto, Charles Fleischer, Robin Nuyen.

    Paul Conway (Labyorteaux, conocido por ser uno de los Ingalls de la celebérrima La casa de la pradera) es un joven sumamente inteligente que se muda a un pequeño pueblo junto a su madre (Twomey) y a BB (voz de Charles Fleischer), un robot que él mismo ha inventado y que es capaz de aprender por su cuenta, volviéndose más y más sabio con el paso del tiempo y llegando a ser casi autosuficiente. Una vez instalados en su nuevo hogar, Paul conocerá a Slime (Sharrett), que se convertirá en su mejor amigo, y a Samantha (la guapísima Swanson, con solo diecisiete años cuando realizó la película, y que alcanzó cierta fama en los ochenta y noventa con películas como Todo en un día, John Hughes, 1986; Hot shots!, Jim Abrahams, 1991; o Semillas de rencor, John Singleton, 1995; o ya dentro del género, en Flores en el ático, Jeffrey Bloom, 1987; Autopista al infierno, Ate de Jong, 1991; Buffy: La cazavampiros, Fran Rubel Kuzui, 1992; o The phantom: El héroe enmascarado, Simon Wincer, 1996), la joven que vive en la vivienda anexa a la suya y que será su nuevo interés sentimental. El descubrimiento de BB supone en un principio un impacto para los nuevos amigos de Paul, aunque pronto el robot será uno más del peculiar grupo. Todo se tuerce el día en que una pelota de baloncesto de los chicos cae en la propiedad de la señora Parker (Ramsey, la inolvidable mamá Fratelli de la genial Los Goonies, Richard Donner, 1985, que en una de sus apariciones ve por televisión Mala semilla, Marvin LeRoy, 1956), una vieja amargada que protege su vivienda como si se tratase de una fortaleza, y BB descifra la combinación del candado que evita la entrada de extraños. El grupo es descubierto por la anciana, que tirotea al robot, destrozándolo por completo. Pocos días después, el padre de Samantha (Marcus), un borrachín que se dedica a maltratar a su hija, la lanza por las escaleras durante una de sus habituales cogorzas, dejándola en un estado de coma irreversible. Es entonces cuando Paul decide, con ayuda de Slime, trasplantar el cerebro de BB a la joven, con funestas consecuencias.

   Pese a ser una de las obras menores de Craven (el mismo llegó a considerarla uno de sus peores trabajos), Amiga mortal tiene ciertos valores que deberían ser tomados en cuenta, como un interesante reparto que da cierto empaque a unos personajes no excesivamente pormenorizados, pero que cuentan con suficientes atractivos como para ganarse cierta simpatía por parte del espectador (es una lástima lo de Swanson, perdida en la actualidad en subproductos de la calaña de Aguas sangrientas, Charles Robert Carner, 2003; o Swamp shark, Griff Furst, 2011). Por otro lado, la historia presenta ciertas lagunas (el hecho de devolverle la vida a un cadáver mediante el injerto de un cerebro artificial) y caídas de ritmo (hay que reconocer que el guión no daba para una película de noventa minutos) que hacen que el filme se haga un poco largo, pero el sangriento regreso de Samantha (es mítica para los amantes del género la muerte de la señora Parker, cuya cabeza estalla en mil pedazos -atención a los geniales FX de maquillaje de Michael Hancock, un experto en la materia, con un curriculum que incluye, entre otras, No temas a la oscuridad, John Newland, 1973; Muñeco diabólico, Tom Holland, 1988; o Seven, David Fincher, 1995- después de que la joven le lance de manera furiosa la pelota de baloncesto que dio origen a la tragedia), convertida en una autómata que elimina a todos aquellos que le hicieron daño en vida, hacen que la película sea llevadera hasta su tramposo final sorpresa, que dejaba las puertas abiertas a una secuela que nunca se realizó.

(5,5/4)

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