BEOWULF (Robert Zemeckis) / 2007: Ray Winstone, Robin Wright, Anthony Hopkins, Brendan Gleeson, Alison Lohman, Crispin Glover, Angelina Jolie, Costas Mandylor, John Malkovich, Chris Coppola, Charlotte Salt.

 

   Adaptación de un celebérrimo poema épico medieval (que narra las desventuras de Beowulf, un héroe que se enfrenta a terroríficos adversarios, y que viene a ser una especie de “Cantar del mío Cid” en versión anglosajona: además de la coincidencia temática, relatando el devenir de un héroe legendario, ambos son anónimos; la fecha en que fueron creados es desconocida, aunque podría rondar el año 1200; están escritos en lenguas arcaicas -inglés antiguo y lengua romance respectivamente- que evolucionarían a los actuales inglés y español; y suelen ser obligada lectura para los estudiantes de sus países originarios) realizada por el genial Zemeckis (vinculado casi de manera continua al fantástico y al cine de aventuras, como demuestran aportaciones tan notables como Tras el corazón verde, 1984; Regreso al futuro, 1985; ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, 1986; Regreso al futuro II, 1989; Regreso al futuro III, 1990; La muerte os sienta tan bien, 1992; Contact, 1997; o Lo que la verdad esconde, 2000) mediante su celebrado (por unos) y a la vez denostado (por otros, entre los que me encuentro) “motion capture” o “captura de movimiento”, sistema con el que ya ha rodado películas como Polar express, 2004, o Cuento de Navidad, 2009.

 

   El problema con este método de trabajo, que ya empleara de manera magistral Peter Jackson en su trilogía de El señor de los anillos (La comunidad del anillo, 2001; Las dos torres, 2002; y El retorno del Rey, 2003) para dar vida a Gollum, es que transmite la sensación de estar viendo una película de dibujos animados con un nivel de detalle excepcional, sin duda, pero en el que los personajes humanos carecen de chispa, de vida. Todo ello se debe a la expresión de los ojos, el verdadero espejo del alma, y que, pese a todos los esfuerzos, no transmiten ningún tipo de sentimiento, llegando a dar la sensación en determinados momentos de que los protagonistas miran al vacío o que son ciegos. Este problema (que no se da en las producciones Pixar, en las que los personajes nos hacen partícipes de sus estados de ánimo con un solo gesto, o en el ya citado caso de Gollum, una criatura capaz de transmitir todo el patetismo, la crueldad y la bipolaridad que lo dominaba con una mirada) han llevado a plantearse al director (que, por otro lado, ya ha demostrado que es capaz de legarnos obras repletas de sentimientos, como las magistrales Forrest Gump, 1994; o Náufrago, 2000) la posibilidad de regresar al cine tradicional (algo que sus seguidores de toda la vida ansiamos), a lo que podría colaborar de manera definitiva su última producción, Marte necesita madres, Simon Wells, 2011, que fracasó estrepitosamente en la taquilla.

 

   Así, las hazañas de Beowulf (cuya adaptación cinematográfica difiere de manera tangible con respecto al poema original) se quedan como un fantástico espectáculo visual (la primera escena, que nos muestra una hermosa vista del pueblo; la cámara alejándose del mismo a una considerable velocidad, obsequiándonos con un estupendo plano general nocturno de la villa, primero, y luego, con otro del bosque nevado que la rodea, hasta llegar a la caverna donde vive el monstruoso Grendel -un sorprendente Glover, que ya trabajó con Zemeckis en Regreso al futuro, y que borda un personaje trágico lleno de crueldad, pero también de dolor y sufrimiento-; el brutal y sangriento ataque de éste, preso de la ira debido al daño que le producen los cánticos precedentes de la aldea, al castillo de Hrothgar, el rey -Hopkins-, aniquilando sin piedad a la práctica totalidad de los hombres de éste -Zemeckis se recrea en planos que muestran desmembramientos, aplastamientos, empalamientos o lanzamientos de cuerpos por los aires-; la pelea entre el monstruo y un desnudo Beowulf, otro prodigio de brutalidad, con la criatura acabando con los soldados de forma salvaje -incluso arrancando cabezas a mordiscos-, y que se salda con la victoria del guerrero, logrando amputarle un brazo a la turbadora criatura, que acabará muriendo en su cueva en el regazo de su malvada madre -Jolie-; la lucha entre Beowulf y el dragón, con ese plano del monstruo hundiéndose en el acantilado para evitar los flechazos y demás armas arrojadizas que le lanzan las huestes del rey, y emergiendo a continuación para proyectar mortales bolas de fuego que acaban con sus enemigos de forma harto eficaz; el posterior embate de la bestia a la reina -Wright-, y a Ursula -Lohman-, la joven amante de Beowulf, que tiene lugar en el paso aéreo que une las torres del castillo, y en el que las mujeres evitan las embestidas y los proyectiles flamígeros lanzados por el dragón, mientras que el protagonista intenta arrancar el corazón del monstruo por su único punto vulnerable) carente de alma debido las razones expuestas con anterioridad.

 

   Resulta curioso pensar cuales habría sido los resultados si Zemeckis hubiese realizado la película en imagen real, contando con semejante reparto (con la excepción de Winston, un excelente actor que en esta ocasión resulta ser una elección desacertada para un personaje que no le va en absoluto, pese a que solo le ponga sus rasgos faciales) y con unos FX tan brillantes, obra de Sony Pictures Imageworks.

 

(5,5/5)

PELÍCULAS EN LA WEB

Ciencia Ficción:        33

Terror:                  394

Fantasía:                 10

TOTAL:                     437

CARÁTULAS Y

POSTERS:            19880

PODCASTS:

 

Los jinetes del apodcastlipsis.

 

Enlaces a todos los programas del podcast en el que hablamos de cine, literatura, series, videojuegos o música, siempre relacionados con el cine de terror.