PROFECÍA, LA (John Moore) / 2006: Liev Schreiber, Julia Stiles, Seamus Davey-Fitzpatrick, David Thewliss, Pete Postlewaite, Mia Farrow, Michael Gambon, Giovanni Lombardo Radice, Marshall Cup, Amy Huck.

    Digno remake de la obra maestra de Richard Donner, que sigue fielmente el guión original, cambiando tan solo algún elemento para actualizar la historia (se intentan reflejar los acontecimientos políticos, religiosos y militares que convulsionan el mundo, consiguiéndolo en parte, como en el caso de la muerte del Papa, uno de los nuevos símbolos que profetizan la llegada del anticristo. Atención, además, al retrato que se hace de Israel cuando Thorn –Schreiber- y Jennings –Thewliss- van a recoger las dagas para acabar con Damien, reflejando acertadamente la agitación que se vive en tal país mediante el manejo de la cámara al hombro) y la escenificación de un par de asesinatos (Jennings, el fotógrafo interpretado originalmente por David Warner, fallece igualmente decapitado, pero esta vez por un cartel que se descuelga de una pared y no por una lámina de cristal; y Catherine es igualmente asesinada en el hospital por Baylock –Farrow-, que introduce aire con una aguja en la vía del brazo de la chica mientras Damien espera en el exterior, sometiendo al guarda que vigila a su madrastra a un trance que evita cualquier ayuda externa. El crimen es menos impactante que el original, donde era arrojada por la ventana, pero es más angustioso y cruel. Además, se introduce una nueva muerte, la del senador que debía de ocupar el puesto de Thorn).

   Pese a que la nómina de actores escogidos es correcta (la película mejora cuando los excelentes Schreiber y Thewliss pasan a compartir protagonismo hacia la mitad de la película. Igualmente gana varios puntos en las escenas donde comparten líneas aquel y Postlewaite, y, finalmente, la elección de Farrow como la niñera es plenamente acertada, convirtiéndose, como se apunta en el comentario de la película, en una especie de Mary Poppins del infierno), existen dos claros errores en la elección del casting, pues se echa de menos a Lee Remick (Julia Stiles, mucho más limitada, no consigue hacerla olvidar en absoluto) y a Harvey Stephens (la elección de Davey-Fitzpatrick para el papel de Damien es, a todas luces, desacertada, limitándose a poner todo tipo de gestos y mohines de mal genio y no causando en ningún momento la desazón y el miedo que transmitía Stephens -al que podemos ver en un cameo como uno de los periodistas que asedian a Thorn cuando éste llega a su despacho tras la muerte de la niñera- con su mirada, mezcla de inocencia y malicia).

   Si se olvida el original de Donner, se trata de una película totalmente disfrutable.

(6,5/5)

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